(Foto de portada: Recolecta de teléfonos de descarte en Ghana. Fuente: Fairphone)
En el programa de abril de Semillas Dispersas, que grabamos hace unas semanas, tuvimos la ocasión y el placer de entrevistar a Miquel Ballester. El cofundador -junto con Bas van Abel- de Fairphone nos desgranó los entresijos de esta empresa social, que destaca por su acción transformadora, más alla de su actividad económica. Miquel respondio a preguntas de tres de las cuatro personas que codirigen Semillas Dispersas, todas ellas voluntarias activas o inactivas de ISF Andalucía: Ana, Irene y Óscar.
Nota: El texto está adaptado al lenguaje escrito. Es un resumen amplio de la entrevista, y trata de ser totalmente fiel a ésta. Puedes escuchar la entrevista completa en el programa de abril de Semillas Dispersas.
Hola Miquel, teníamos ganas ya de hablar con Fairphone y que nos contarais un poco la iniciativa, que algo la conocemos, pero hoy la vamos a conocer más a fondo. ¿Cuéntanos un poco qué es Fairphone exactamente?
Somos una empresa social de 65 personas viajando por el mundo, aunque la mayor parte del tiempo estamos en Amsterdam. Lo que hacemos es intentar cambiar la economía, que suena muy grande e intangible.
Para hacerlo más tangible lo que hacemos es fabricar un producto que es muy complejo, y que tiene muchas partes de esta economía global en la que vivimos dentro de él. Si os fijáis en lo que es un móvil hoy, se trata de un producto tecnológico que tiene materiales de prácticamente todo el mundo, de minas que están muy alejadas de las tiendas donde compramos nuestros teléfonos. Se montan normalmente en China y se envían a las tiendas que tenemos aquí en Europa. Al final disfrutamos de este aparato y sabemos poco de donde viene y como está hecho. Lo usamos normalmente dos años y medio o así y luego nos compramos uno nuevo porque es más guay.
Si os fijáis con esta simple descripción de los que es un teléfono he tocado muchos temas: de diseño, como si está fabricado para que dure o no; de materiales, como de donde viene; de manufactura, bajo que condiciones está hecha, y no he hablado aún pero después de usarlo durante dos años llegaría el momento en que el teléfono se reciclaría y ese es otro de los temas en los que estamos. Con Fairphone 1 y 2 -el que tenemos ahora- hemos tocado muchos de estos temas.
En cuestiones de diseño hemos hecho un teléfono modular muy fácil de reparar, para intentar desacelerar esa obsolescencia lo máximo posible y estamos hablando ya de un ciclo de vida de tres a cinco años. Podría ser mucho más pero depende de muchas cosas.
Tenemos proyectos en China con algunos de nuestros proveedores. Luego tenemos proyectos de minería, que ha sido un tema en el que nos hemos enfocado desde el principio de Fairphone y ahora, con Fairphone 2, ya hemos llegado bastante lejos y tenemos 4 ejemplos. Los llamados minerales de conflicto, que son estaño, tantalio, tungsteno y oro. Muchas de las reservas de estos materiales están en el Congo o países fronterizos. Es una zona que está en conflicto y mucho del comercio de estos materiales acaba financiando ese conflicto y las guerrillas que son parte de él. Con esos cuatro materiales hemos trazado todo prácticamente hasta la mina, y lo hacemos con otras ONGD: dos del este del congo, una del norte de Ruanda y una que no es de la zona, que es de Perú. Son minas que están mucho más avanzadas y que definitivamente están fuera de conflicto. Con todos estos temas intentamos a través de nuestras propias interacciones proponer nuevas formas de hacerlo. Al final estamos proponiendo una economía más justa
Me da la sensación escuchándote de que fabricar un teléfono no es el centro de la cuestión, sino que va más por los proyectos o por la sensibilización.
Esta pregunta me viene bien para explicarte de donde viene Fairphone. Fairphone existe como lo que somos hoy desde el 2013. Pero como idea surgió en 2010, como una campaña de concienciación sobre minerales de conflicto. Empezó en una fundación de Amsterdam, de innovación social, que se llama Waag Society. En esa fundación nace Fairphone como campaña de concienciación y durante los tres primeros años se mantuvo así, con talleres, comunicación y viajes al congo para explicar la situación de la minería.
En el 2012 conocí a Bas, el otro cofundador. Yo salía de mi máster de diseño estratégico y sostenibilidad aquí en holanda, y estuvimos hablando de como era el futuro de Fairphone. Una de las cosas que ya apuntaba bastante fuerte era la posibilidad de convertirlo en una empresa social. Nos dimos cuenta de que como campaña de concienciación puedes hacer muchas cosas, pero muchas otras no. Nos pareció interesante poder entrar en toda esta industria con los mismos riesgos y las mismas dificultades que otras empresas tenían. Al final era poder meternos en la industria y poder explicar temas desde dentro. Cuando estamos hablando de sueldos bajos en China, por qué ocurren; cuando estamos hablando de teléfonos que duran poco, por qué ocurren. Aunque a otro nivel porque somos una empresa muy pequeña en comparación con otras del sector.
Contestando a tu pregunta, para Fairphone lo primero es el impacto social, hacer el teléfono y tener todas las operaciones que tiene una empresa de teléfonos es para poder llegar a ese impacto social.
No es un teléfono 100% responsable, ¿verdad? Porque la gente a veces busca esa dualidad: esto es ecológico o no ecológico, justo o no justo.
Vosotros estáis metidos en temas de sostenibilidad, ya sabéis que no es un tema de blanco y negro, ni la social, ni la ambiental. Tampoco es nuestro modelo, ¿eh? Nosotros no estamos aquí para crear un producto para que las personas consumidoras se sientan bien, sino para fabricar un producto que nos ayude a hacer los proyectos que queremos hacer.
Por poner un ejemplo, imaginemos que los teléfonos se pudieran fabricar en Europa -que ya no se puede, pero eso es otro tema-. Eso sería una forma de aminorar los riesgos en la sostenibilidad social, pero no nos habría ayudado a desarrollar los proyectos que hemos desarrollado en China.
En cuestión de representación de las personas trabajadoras, tuvimos un proyecto muy gratificante con Fairphone 1, el «Workers wellfare fund», que era como un fondo de bienestar social, y eso no podríamos haberlo hecho en Europa. Era una bolsa muy grande de dinero: 300.000$ que ponía Fairphone y 200.000$ la empresa que construía Fairphone 1. Y no solamente el dinero, sino crear la estructura que decidiera que hacer con él. Lo que queríamos hacer era crear una herramienta de representación de las personas trabajadoras, que fuera legal en china, porque sabéis que no hay libertad de asociación en china, hay una organización sindical oficial, y teóricamente no hay libertad paa elegir otra. Pero sí hay libertad de crear otros sistemas que nos se llaman sindicatos, formas representación paralelas. Y esto fue una de ellas, hubo elecciones democráticas en la planta, se eligieron a 17 representantes, estos eligieron a una persona para que estuviera en la mesa del fondo social, junto con un manager de la empresa con la que trabajábamos y un manager de Fapirphone. Y al final no es tanto lo que se hace con el dinero sino el trabajo de crear esta estructura. Lo podríamos haber hecho en Europa pero no tendría el mismo significado que ha tenido en China.
Otro ejemplo serían los materiales. Podríamos usar otro tipo de condensadores. O podríamos habernos asegurado de que ese tantalio venia de Australia, que es un país con menos riesgo. Pero no estaríamos usando nuestras operaciones para intervenir una cierta realidad, que era la del Congo.
Se podría haber hecho un producto de avales sostenibles y verdes y que la gente se sintiera bien, pero ese no es nuestro enfoque. Nuestro enfoque es usar nuestras operaciones y nuestro producto para tener una visión del futuro e intentar hacer cosas ahora en el presente que se pueden instalar en el futuro.
Yo tengo un Fairphone 2, que me compré hace un año o así, y en parte me lo compré porque me parece bastante honesto, que no es esto de que «es ecológico con lo cual me puedo sentir bien usándolo». Además me parece uno de los pocos dispositivos electrónicos que se ha planteado construir de una manera diferente. Lo que me choca es que en el primer Fairphone, no había aplicaciones de terceros por defecto, y en Fairphone 2 sí. ¿por que decidisteis integrarlas en vuestro sistema operativo, era más fácil?
Bueno, hay varias formas de explicar esto. Para la primera, me voy a remitir a la investigación que está sometiendo la Comisión Europea sobre este tema, porque hay ciertas condiciones o ciertos contratos que no dan toda la libertad que se podría a los fabricantes. Con Fairphone 1 era algo totalmente distinto, eramos tan pequeños que ni siquiera llegamos a tener permiso para preinstalar aplicaciones de terceros.
También es verdad hay experiencias de usabilidad mucho más reconocidas por mucha gente, que igual ni siquiera sabe que se puede vivir sin ciertas aplicaciones de terceros. Tenemos que nivelar todo el rato lo que es interesante y fácil para la mayoría de la gente con nuestros valores. Y ahí está Fairphone Open, un sistema operativo que no tenemos ninguna obligación de hacer y nos lleva mucho trabajo, con sus actualizaciones de seguridad cada mes.
Pienso que si no lo hubiéramos hecho así, hubiéramos vendido muchos menos teléfonos e igual yo no estaría aquí. Por suerte, tenemos un modelo muy transparente y explicamos por que hacemos las cosas de cierta forma y no otra.
Eso es lo que me gusta de vuestro proyecto: lo claros que sois, el lugar que dais a la gente para que hable, por ejemplo con un foro muy interesante donde la gente no solo pregunta cosas técnicas sino que también hay debates ideológicos.
Por otro lado, no es que sea un teléfono difícil de usar, pero acceder no es tan fácil como “voy a una tienda de una operadora y me regalan el móvil si les prometo que voy a estar con ellos toda la vida”
Igual también se trata un poco de sensibilizar e informar de cuáles son las posibilidades. Igual hay gente que piensa «que guay, me puedo quitar las aplicaciones de terceros», y luego se las quitan y dicen «¿pero dónde está la tienda de aplicaciones? ¿de dónde me bajo las aplicaciones?”. Y es que eso es un servicio de terceros. Explicar eso lleva tiempo.
Y al final es lo de siempre: si es gratis, es que el producto eres tú. Entonces, si la gente lo usa sabiéndolo, pues bien. A mi me parece muy bien que haya gente que tome la opción de quitarse las aplicaciones de terceros y gente que tome la opción de usarlas, pero que lo hagamos con conciencia, sabiendo a lo que nos atenemos.
A mi me llama la atención que no sabemos lo que tenemos entre las manos, que tenemos un ordenador muy potente en el que ponemos todos nuestros datos. Y me gusta el esfuerzo de transparencia que Fairphone está haciendo.
¿Qué piensas de que a la gente, cuando ve el precio de Fairphone, le cueste invertir ese dinero? Y sin embargo invierta en otro teléfono conocido, bastante más caro, y que no se plantea el verdadero coste de lo que hay detrás.
Sobre el precio hay muchas contestaciones. La que me viene a la cabeza es que igual no es que es caro, sino que lo demás es muy barato. Ese argumento te lo puedes llevar también a la comida, a la ropa y a todo. El hecho de que pensemos que algo es caro tiene mucho más que ver con que hay muchas otras marcas que ofrecen lo mismo muchísimo más barato. Pero no nos preguntamos por que hay esa diferencia.
De todas formas, como tú muy bien estabas diciendo, es dinero, pero hay teléfonos que valen el doble. Ahora mismo hay un teléfono que vale 950€, casi 1000€. Y al final es un teléfono: para tener WhatsApp, y Maps, y mirar los trenes que vamos a tomar nos sirven todos igual.
También es verdad que los modelos de negocio muy distintos. Hemos estado muy acostumbrados a no pagar por el teléfono, a que el operador nos incluyera el precio en nuestra tarifa. Lo cual está cambiando, afortunadamente. Cada vez más y más, en países europeos vamos a ver la diferencia entre lo que pagamos por nuestra linea y lo que pagamos por nuestro teléfono. Ahí nos vamos a dar más cuenta de cuanto valen los teléfonos.
Es verdad que te puedes comprar un teléfono por 250€, 100€, y menos. E igual no te dura tanto pero para hacer lo que tienes que hacer todos los días te va a venir igual. Pero al final, pienso que votamos con nuestro bolsillo, y cada vez que vamos y compramos algo estamos decidiendo a quién le damos nuestro dinero y cada cual que decida.
Lo que puedo decir de Fairphone es que no es una estrategia, 525€ es el mínimo precio que podemos poner para operar como empresa. De hecho los costes del teléfono están completamente desglosados en nuestra página web, cualquiera puede ver en que se va el dinero.
Mucho de este sobreoste también viene por el hecho de que somos una empresa pequeña. Otras empresas venden cientos de millones de teléfonos, y ahora hemos vendido 75000 Fairphone 2, que son muy pocos para una industria que está acostumbrada a moverse muy rápido, cambiar de tfno cada año, etc. Tenemos que pagar cuatro meses antes de que el teléfono sea construido y tenemos que poner miles de papeles detrás asegurando que vamos a pagar.
Y no nos hemos metido en cuestiones técnicas. Fairphone es un producto muchísimo más reparable que cualquier otro. Lo que haríamos en otro caso es aguantar dos años y cambiar de teléfono. Eso también es una cosa que es difícil de entender, porque igual cuando te compras el teléfono tienes que pensar más a largo plazo, cuanto dinero te vas a ahorrar en los próximos 4 años o 5 años que voy a estar usando Fairphone 2.
Miquel, ¿sería posible un Fairphone de gama baja, llegaría a más gente, haría el proyecto más visible?
Bueno, el Fairphone 1 era más de gama baja, 325€. Con Fairphone 2 queríamos hacer un teléfono modular, que mostrase que la reparabilidad es fácil y se puede hacer, dentro de lo que conocemos hoy como un smartphone, por un precio que está dentro de lo que nosotros consideramos normal. Todo el desarrollo de la modularidad son bastantes miles de euros que se dividen entre las ventas. ¿Se podría haber hecho uno de gama más baja? sí, pero no sería un Fairphone 2, sería otra cosa, y eso no es en lo que estábamos en ese momento. Ahora, mirando al futuro, podría ser una posibilidad, especialmente ahora que hemos aprendido mucho de modularidad y conocemos como se puede hacer de forma más eficiente.
¿Este modelo de Fairphone es universalizable al actual sistema productivo? ¿Hay minerales libres de conflicto suficientes?
Es que si todo el mundo que ahora mismo tiene smartphones y al ritmo en que los consume se dedicara a comprar smartphones que utilizaran minerales libres de conflicto, nos encontraríamos con el mismo problema.
Claro, es que a eso vamos. El intentar hacer algo con la minería artesanal en el congo es una cuestión muy urgente ahora, porque tenemos que acabar con los conflictos, tenemos que estabilizar la zona. Pero si miramos al futuro, no tendríamos que tener tanta minería. Nunca antes en el mundo ha habido tan poca gente dedicándose a la agricultura, y deberíamos volver a la agricultura, que es una actividad mucho mejor para este mundo en el que estamos.
Al final la escala de Fairphone es muy pequeña. El impacto mayor que tenemos es, por daros un ejemplo, irnos al «Mobile Phone World Congress» en Barcelona, y tener en una rueda de prensa 100 periodistas que van a escribir sobre lo que hacemos. Al final el impacto no es tanto en la cantidad de materiales que usamos, sino el impacto que podemos tener en traer a la agenda, a primera plana, temas que temas que siguen siendo muy importantes. Y cuanto más gente tengamos en nuestra comunidad el impacto será mayor.
Transcripción: ISF Andalucía. Puedes encontrar la entrevista íntegra en el programa de abril de Semillas Dispersas.
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